Suaviza la "mala" reputación del tiburón blanco australiano
Una escena habitual en las playas australianas es la de nadadores desesperados que luchan frenéticamente por llegar a la seguridad de la costa ante el alarmante sonido de una sirena que alerta sobre la presencia de un tiburón.
Sin embargo, mientras el temor a un ataque del escualo puede obsesionar a los bañistas australianos, para Ian Gordon, tentar a un tiburón blanco a que ataque es parte de su trabajo cotidiano.
A pesar de los 23 años que se ha pasado nadando junto a algunos de los seres marinos más temidos en un intento por comprender su comportamiento, Gordon admite que predecir la conducta de un tiburón sigue siendo una cuestión delicada.
"Yo encuentro su comportamiento bastante predecible comparado con la mayoría de la gente, pero la verdad es que soy humano, y ellos son tiburones", dijo el robusto australiano de 46 años, que estudia el comportamiento de los tiburones.
La fuerza mental y una generosa dosis de suerte son esenciales para estudiar los ataques de tiburón, un proceso que usualmente se lleva a cabo provocando al animal hasta el punto donde embiste al observador humano, o finge correr del ataque.
Definitivamente, no es un ejercicio para un aficionado a los tiburones, es decir no profesional, advierte Gordon.
"Nos ponemos, por decirlo así, en el camino del ataque, para estudiar o analizar las embestidas, al hacer que un tiburón nos ataque físicamente y podamos entender un poco más acerca de este animal", comentó Gordon, quien luce cicatrices debido a "mordeduras cariñosas".
Gordon, un miembro del grupo de biología de tiburones de la Sociedad de Elasmobranquio de Estados Unidos, nadó con tiburones por todo el mundo con la serie "Shark Gordon", de Discovery Channel.
Fascinado por los tiburones desde que visitó un acuario cuando era adolescente, Gordon comenzó a trabajar con los animales en un parque marino de Sidney antes de irse a dirigir paseos de buceo con tiburones en el sur de Australia tras graduarse para financiar su investigación de campo.
En la actualidad, sus cuentas las pagan grupos de investigación profesional y Gordon asegura que pasa la mayor parte de su tiempo bajo el agua con tiburones mientras otros expertos los estudian desde la seguridad de sus escritorios.
Gordon considera que el tiburón blanco, que se grabó en las mentes de los cinéfilos de todo el mundo por la película de Steven Spielberg, "Tiburón", correctamente merece su reputación como el tiburón más peligroso que nada en los océanos del mundo.
Sin embargo, aunque el depredador, que puede llegar a medir hasta 6,8 metros de largo, tiene fama de matar más humanos que cualquier otro tiburón, su reputación temible sobrepasa por mucho el número de ataques.
El Archivo Internacional de Ataques de Tiburón de la Universidad de Florida registra 60 ataques de tiburón no provocados en el 2002, cifra menor de los 72 en el 2001 y 85 en el 2000.
Sólo tres personas en todo el mundo fueron registradas en el archivo como muertas por tiburón en el 2002. De esas, sólo una en Australia, que fue causada por un tiburón blanco.
Gordon dice que los buzos y nadadores valientes pueden zambullirse con un tiburón blanco bien alimentado y vivir para contarlo, particularmente en sitios de agua poco profunda con su bocadillo favorito como son las focas.
"Estamos analizando (...), se corre el riesgo de ser mordido, pero no es porque los tiburones piensen que uno es una foca", expresó Gordon.